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   AL HABLA CON...
 FRANCISCO RAMÍREZ MUNUERA
(por Vicente Esteve)


Ha salido en la prensa que el Centro Informático del nuevo Banco Base (SIP de la CAM) va a estar ubicado en Agua Amarga -Alicante- ¿qué nos puedes informar desde tu conocimiento del tema?
– Hasta dónde yo conozco, efectivamente, la informática del nuevo Grupo va a ser gestionada desde CAM, dando servicio unificado a todas las entidades que  conforman el SIP.

¿Está preparado nuestro Centro de Informática para realizar todas las operaciones que ello conlleva?
– Por supuesto que sí; tras haber completado el proceso de renovación tecnológica, con el sistema Alnova rodando sobre potentes equipos IBM, la plataforma está preparada para absorber el volumen de operaciones que haga falta.

¿Cómo se ha desarrollado el nuevo sistema? 
– El cambio realizado ha sido muy importante, ya que se ha renovado todo el núcleo informático central, el corazón del sistema. Ahora tenemos una plataforma de mercado, en la que de forma natural se pueden integrar las cajas que conforman el SIP, ya que operan con programas similares.

Paco, ¿cómo compaginaste tu vida laboral, paralela a la del desarrollo de la informática en nuestra Caja?
– Para responder esta pregunta es preciso hacer un poco de historia: en 1976, la Caja de Ahorros de Alicante y Murcia convocó una oposición para programadores a la que me presenté, obteniendo plaza, de forma que junto a otros compañeros entré a trabajar en el departamento de Proceso de Datos, que contaba con un plantel de excelentes profesionales dirigidos por Antonio Gosálbez.

La red de sucursales trabajaba inicialmente con máquinas Olivetti, sustituidas más adelante por concentradores de terminales Nixdorf; el posterior desarrollo de una nueva arquitectura técnica, basada en redes de ordenadores personales, dio lugar a nuestro sistema NAO, que conjugó múltiples avances tecnológicos y supuso dar un gran salto adelante.

A principios de los 80 se ponen en marcha las instalaciones  del Centro de Cálculo de Agua Amarga, equipadas con ordenadores Honey-well Bull; durante muchos años diversos equipos de esta marca soportaron eficientemente nuestra operatoria, cediendo recientemente el protagonismo al nuevo hardware IBM Z-Series, en el que se ha desplegado el software ALNOVA, conformando el binomio sobre el que se ha cimentado nuestro reciente proyecto de renovación tecnológica. En medio de estos procesos, la Caja desarrolló toda una historia de fusiones e integraciones que en Informática se afrontaban como “safaris” de trabajo, para incorporar al sistema los datos de las nuevas entidades y dar servicio a la red unificada de oficinas; hablamos de las fusiones con  CAPA, con Torrent, o de la integración de los bancos San Paolo y Abbey.

Como ves, desde que me incorporé en abril de 1977 hasta que me prejubilé en julio del año pasado, todos estos acontecimientos los viví desde Informática, donde transcurrió toda mi actividad laboral en la Caja, pasando por diversas categorías, hasta llegar a la de Subdirector General de Sistemas. También tuve oportunidad de impartir clases de programación en el Centro de Estudios de Informática Superior, escuela de donde se nutrió la Caja de profesionales, antes de que la universidad instaurara los estudios reglados de esta disciplina técnica.

Para que no todo sea informática ¿Cómo ha sido la vida del informático?
- Nací en Alhama de Murcia, dónde pasé mi infancia y estudié el Bachiller; posteriormente me marché a Getafe para trabajar en la empresa Kelvinator y en Madrid estudié programación en el Centro de Educación de IBM, que era el único que impartía docencia en esta por entonces novedosa rama de futuro.

Mi querido cuñado Ángel Cerón, compañero de Murcia ya jubilado que siempre me ha ayudado mucho, me informó de la convocatoria de oposiciones en la Caja y estuve desplazándome varias semanas Madrid-Alicante, viajando en tren-litera por la noche, para llegar a tiempo a las pruebas a la mañana siguiente.

Conocí a mi mujer Mª Ángeles en Getafe, donde nos casamos en el cerro de Los Ángeles en 1980 y posteriormente nacerían nuestros hijos: Fernando en el año 82 y Javier en el 85. El mayor es ingeniero químico y vive en Finlandia, donde se desplazó  por estudios y se quedó allí, prendado y prendido de una finesa; el pequeño vive con nosotros, hizo Obras Públicas y ahora está acabando el ciclo superior de Caminos en la UA.

Sabemos de tu afición al golf ¿cómo lo llevas?
- Ahora le dedico algo más de tiempo y voy mejorando el hándicap, pero es un deporte muy puñetero como tú bien sabes; juego regularmente en Alicante Golf y pertenezco a un club de golf que periódicamente organiza torneos. El trabajo de los informáticos siempre ha sido bastante sacrificado, y yo necesitaba salir a tomar un poco el aire, así que hace años empecé a darle a la bola en el Plantío, detrás de Aguamarga, y lié también a Manolo Berná, mi jefe durante mucho tiempo y a quien tanto tengo que agradecer.

¿Cómo ha sido tu incorporación a nuestra Asociación?
– Todavía no estoy muy implicado; conocía sus actividades y estando en activo atendía, en la medida de lo posible, los requerimientos de equipamiento técnico que planteaba su entonces presidente, Pepe Barberá, también un informático histórico que sabía obtener todo lo que necesitaba la Asociación.

Pregunta capciosa ¿qué hay de los rumores que te sitúan en la Agrupación Europea?
– Eso, sólo rumores, porque formalmente todavía no pertenezco a ella, aunque intento colaborar con los dirigentes de esta Agrupación. Más de una vez su presidente Pepe López, que también fue jefe mío, me había dicho que cuando me jubilara hablaríamos del tema y, efectivamente, así ha sido; me llamó un día, me contó los fines de la Agrupación Europea y me propuso trabajar con él, a lo que no pude negarme.

¿Eres un apasionado de los viajes?
– No me considero un viajero empedernido, aunque hay muchos sitios que me gustaría conocer y algunos a los que volvería siempre, como por ejemplo a París. Recuerdo con agrado un viaje que hicimos toda la familia con el Club CAM por los fiordos noruegos.

¿Te acuerdas de alguna anécdota significativa?
– Y tan significativa. Al poco de entrar a la Caja, una mañana me llevó Pepe López a la oficina del edificio Alicante, que dirigía entonces Manolo Sánchez Monllor; me senté a pasar apuntes frente a un terminal Olivetti recién instalado y tras de mí estaban de pie los dos, Manolo y Pepe, quien le dijo al director: Manolo ¿ves cómo pasa operaciones este chaval que acaba de entrar y no tiene ni idea de la Caja?, pues esto… ¡lo puede hacer cualquiera!, así que no hay que tenerle miedo a la máquina. La verdad es que al principio las oficinas tenían cierto respeto a los terminales, hasta que se hicieron con ellos, lógicamente; eran los primeros tiempos de la mecanización.

¿Proyectos de futuro?
– Para que no todo sea golf y holganza, asisto a la Universidad a recibir clases de Letras, que siempre me han gustado, pero como no daban para comer, en su momento había que dedicarse a otra cosa; ahora que puedo permitírmelo estoy haciendo Humanidades.

¿Qué esperas del 2011?
– Que nos respete como estamos, que ya es bastante y, si es posible, que mejore la situación general.

Y para terminar, la pregunta número trece:
– Te respondo antes de que me la formules: el trece es un número que me gusta, no soy supersticioso. Varios hitos de mi vida están marcados por este guarismo: firmé la escritura de mi casa ante notario un martes y trece; en el acto se sortearon las plazas de garaje y me correspondió la que hacía número trece; años después compré una parcela -donde luego se ubicaría el actual campo de golf Alicante- y por azar ha quedado situada frente al hoyo trece; ahora vivo allí muy a gusto, así que para mí este número es casi un amigo.

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